El Cañón del Chicamocha es el lugar donde los libros de historia colombiana cobran vida. Allí mismo, en esta región que goza de una variedad de pisos términos en el que reina el clima cálido, como su gente, se puede disfrutar, palpar y sentir el pasado, intacto, perfectamente atesorado.
Como un museo a cielo abierto y en medio de la naturaleza, el Cañón del Chicamocha acoge bellos pueblitos que conservan construcciones, empedrados, iglesias, pinturas rupestres y miradores que, muchos años atrás, fueron refugio, camino y dicha para los indígenas guanes que habitaron la zona hasta mediados del siglo XVI; para los españoles que los desterraron, así como para algunos alemanes, entre ellos, Geo Von Lengerke, que llegaron en la década de 1850.
Poder tocar el pasado es uno de los muchos privilegios que brinda esta tierra santandereana que ha sabido conservar el alma de sus antepasados y, al mismo tiempo, abrirles las puertas a los visitantes que han conocido la historia en viejos libros y que se enamoran cuando la sienten bajo sus pies al recorrer los casi 1300 km de Caminos Reales; en sus manos al tocar las paredes de tapia pisada y en sus ojos al vislumbrar joyas arquitectónicas como la iglesia Nuestra señora de las Nieves de Los Santos que data de 1826.
Descubre los diez municipios para vivir el cañón: Aratoca, Barichara, Capitanejo, Cepitá, Curití, Jordán, Los Santos, Molagavita, Villanueva y Zapatoca.
¡Ven y vive tú también el encanto majestuoso del Cañón del Chicamocha!